Los Non Fungible Tokens, conocidos por sus siglas en inglés, NFT, son activos digitales que no existen de forma tangible, pero adquieren propiedades únicas e irremplazables por un similar. Algo muy parecido a lo que sucede con las obras de arte que hoy en día se exponen en museos, pero en este caso, en el contexto digital.

Un NFT puede ser cualquier pieza que exista únicamente en formato de archivo digital, ya sea una imagen, animación, vídeo, GIF, película, archivo de texto, álbum musical, etc…

Los NFTs, al igual que las criptomonedas, se almacenan en blockchain, un libro de contabilidad compartido y transparente que permite llevar registro de quién posee “equis” pieza y además, posibilita verificar la autenticidad de estos archivos.

Cómo funcionan los NFT

Al momento en que una persona vende un NFT, realmente no solo vendería el archivo o pieza de arte que contiene, sino que vende el título de propiedad que la acredita como “versión única y original” y por consiguiente, la versión con el valor económico más elevado.

Esto resuelve la duda más común de por qué si un archivo se puede descargar gratis en internet, resulta tan costoso al venderlo como NFT.

Todos los artistas pueden “tokenizar” sus obras y trabajos artísticos y lanzarlas al mercado de NTFs en subastas y ventas, incluso conservando los derechos de autor, pero vendiendo los certificados de propiedad sobre las mismas, como si se tratase de una pieza firmada.

Sin embargo, la mayoría de las ventas de NFTs millonarias y virales se han producido por parte de grandes figuras mediáticas, como por ejemplo, Chris Torres (creador de la famosa animación Nyan Cat), Grimes (artista musical y esposa de Elon Musk), Willyrex (popular youtuber y streamer español) e incluso el cofundador de Twitter, Jack Dorsey, quien vendió el primer tweet de la historia en formato de NFT por 2.6 millones de dólares.

Para un artista o persona promedio que no es conocida en la esfera pública, es mucho más difícil capturar la atención general al vender una pieza como NFT. Aunque esto no significa que no puedan llegar a ganar algo de dinero tras ceder la propiedad digital de sus creaciones a los “coleccionistas de arte digital”, la posibilidad de recibir cifras millonarias a cambio es menor.

¿Para qué sirven los NFT?

Una de las últimas noticias de este mundo que ha llamado fuertemente la atención es la comercialización de un collage de 5 mil fotografías por casi 70 millones de dólares. Aunque también, se han dado casos más curiosos como la venta del gif original de Nyan Cat por 590 mil dólares o el primer tuit de la historia, por dos millones y medio de dólares.

Estos contenidos son altamente falsificables y replicables en la web. En muchos casos, basta con guardar una imagen o tomar una captura de pantalla para tener un duplicado. No obstante, en esta ecuación entra con fuerza el valor de coleccionismo que se le añade a estas obras, al tener un respaldo de autenticidad y un título de propiedad asociado. Con esto, se genera una dinámica muy parecida a las de los museos o galerías de arte, pero bajo una modalidad totalmente digitalizada, que puede impulsar nuevas olas de apoyo o mecenazgo para artistas o creadores de contenido a través de Internet.

Aunque el foco del uso de esta tecnología ha estado en torno a ejemplos como los mencionados, los NFT se pueden utilizar para fines aún más amplios, como el establecimiento de títulos de propiedad sobre inmuebles u otros objetos tangibles.

No obstante, los tokens no fungibles aún responden a un requerimiento de nicho en Internet. El estallido en torno a su uso y cobertura mediática es reciente, pero los primeros experimentos se remontan a un período comprendido entre 2013 y 2014.